




No lo dude, el mito sobre el poderío del séptimo arte norteamericano colapsa en las fronteras de la India, cuyos habitantes, no en balde, han sido catalogados como los ciudadanos que más cine consumen en todo el orbe.
Según datos de la Film Borrad Asociation, difundidos en la publicación digital Revista D, el promedio aproximado de asistencia a las salas de exhibición en ese país se acerca a los mil millones de espectadores a solo tres semanas de estrenada una obra.
Sin embargo, a efectividad con que opera tan sofisticada industria fílmica no se evidencia tan solo en el éxito local de sus ofertas. La fuente de marras afirma que las películas indias se exportan a más de 95 países, sobre todo de la zona de Asia Meridional (Bangladesh, Nepal, Sri Lanka, Pakistán), así como repúblicas centro-asiáticas que formaban parte de la Unión Soviética.
Rusia y Japón no escapan a la "fiebre" como tampoc aquellas naciones con importantes comunidades de emigrantes indios, entre ellas, Sudáfrica, Singapur e Inglaterra. En esta última, varias películas bollywoodenses figuran entre las diez más taquilleras de todos los tiempos, y alguno de sus actores han sido calificados, según una reciente en encuesta de la BBC, como los más populares de la historia.
En el fenómeno no es nuevo. Desde las primeras décadas del siglo XX la producción sobrepasa el centenar de cintas al año, una tradición que se fue consolidando hasta la actualidad.
Los hábitos de consumo cinematográficos en esta zona solo pueden compararse con la devoción de los japoneses por el anime o de los latinoamericanos por la telenovela.
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